Acerca de la Terapia Sistémica

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La Terapia Sistémica al igual que otros enfoques, intenta propiciar un acompañamiento terapéutico a todas aquellas personas que están en un momento de cambio en su vida y consideran que la ayuda profesional podría serles útil.

A diferencia de otros enfoques terapéuticos, el terapeuta sistémico pone el foco de su intervención en las relaciones de aquel o aquellos que acuden a sesión (puede asistir desde una única persona, hasta parejas o familias completas, siendo la convocatoria acordada entre paciente/s y terapeuta).

La Terapia Sistémica entiende la dificultad o problemática por la que se acude a terapia (el síntomacomo momento de crisis en un sistema al que pertenece el paciente. Entendemos un sistema como un grupo de personas que comparten relaciones (por ejemplo, una familia o una pareja)  y de alguna manera tienen un vínculo entre sí.

Las personas estamos en este mundo en interrelación continua con quienes nos rodean y un pequeño cambio en un individuo puede repercutir en todo un grupo de personas ya que existe una causalidad circular según la cual todo lo que yo hago afecta a los otros y viceversa.

Así mismo, la Terapia Sistémica considera que todo lo que ocurre tiene un significado dentro de un

contexto más amplio, (razón por lo que analiza e intenta conocer las familias de origen de los pacientes, así como las creencias y relaciones más significativas que constituyen su historia de vida) en aras de recuperar la historia familiar del individuo.

Las personas participamos en sistemas-grupos (familia, pareja, oficina, amigos,etc.) que influyen en nuestra visión del mundo y en la propia visión que tenemos acera de nosotros mismos. Así mismo todos nos afectamos por las problemáticas que surgen en contacto con los otros, y afectamos a los otros con las problemáticas que surgen en nosotros mismos.

Terapeuta y paciente trabajan a partir de la comprensión en que el paciente ha construido su mundo de experiencia, por tanto -como ya explicaba anteriormente- se vuelve imprescindible una comprensión circular en cada situación (cómo afectan y se afectan las personas de referencia del paciente así como los contextos y circunstancias en que están envueltos).

Las intervenciones que pueden recibirse en una intervención sistémica son muy variadas y diferentes en función de las bases teóricas de los profesionales que atienden en la sesión (tareas, análisis del discurso, exploración de las soluciones intentadas, etc.) y de las características de las personas que demandan ayuda.

El terapeuta sistémico es un profesional de la psicología que construye conjuntamente con el paciente significados para las vivencias que éste demanda 

analizar (problemas o quejas con las que acude a la sesión) a través de técnicas y habilidades propias del enfoque (tareas, análisis del discurso, exploración de las soluciones intentadas, etc.), utilizando como referencia el modelo ciéntífico basado en la contrastación de hipótesis, que le permite tanto a él como al paciente un mayor ajuste a la realidad.

En Río siempre se buscará crear una intervención ajustada que se adapte a ambos(paciente/pareja/familia-terapeuta) y que facilite un contexto de cambio saludable para la mejora de la situación inicialmente planteada.

El Cambio Empieza por Un@ Mism@

Río es una iniciativa que te ofrece la oportunidad de crear tu propio espacio terapéutico. Un espacio seguro y respetuoso donde tendrás el acompañamiento profesional necesario para entrar en contacto contigo mismo, tomar conciencia de tus necesidades y encontrar la forma de satisfacerlas al tiempo que vas resolviendo tus conflictos.

Todos y todas merecemos ser felices, y esta certeza guía el trabajo que desde Río, llevo a cabo con todas aquellas personas que desean aumentar la calidad de su vida y emprender su propio camino de autoconocimiento.

Son muchas las razones por las que puedes decidir ir a terapia. Entre estas múltiple razones pueden estar:

*sentir desorientación personal, ansiedad, miedos…; alteraciones del ánimo, pensamientos obsesivos, estrés, dificultades en la relación con los otros, problemas de pareja, dificultad a la hora de educar a tus hijos…

*haber detectado que esporádicamente se van repitiendo ciertas situaciones en tu vida que te producen malestar, que los conflictos y preocupaciones consumen gran parte de tu tiempo  o que te encuentras en un momento puntual de crisis debido al fallecimiento de un ser querido, la pérdida de tu trabajo, un cambio de residencia, la ruptura de una pareja…

Suele ser prolongado el tiempo que transcurre desde que una persona piensa “quizá me vendría bien ir a terapia” hasta que finalmente se pone en contacto con el psicólogo. Muchas personas van dejando a un lado lo que les ocurre porque piensan “eso es una tontería, yo lo puedo resolver sola/o” y cuando acuden es porque ya no pueden más. No es necesario ni recomendable llegar hasta ese límite: todos tenemos derecho a llevar una vida de mayor calidad sin tener por qué llegar a rozar nuestros límites.

No obstante, esto es parte del propio camino de cada uno y cada una, y cada quien lo transita a su ritmo y a su propia manera. En Río, cuenta con tu propio espacio a partir del momento en que decidas coger las riendas de tu vida.

Tomar consciencia de nosotros mismos nos abre un abanico de posibilidades en función del cuál podemos elegir vivir con total libertad, y es que el conocimiento nos hace irreversiblemente libres, y esta es la mayor de todas las responsabilidades humanas.

Cuándo ir a terapia «es un must»

Son muchas las razones por las que puedes decidir ir a terapia. Entre estas múltiples razones pueden estar:

*sentir desorientación personal, ansiedad, miedos, desesperanza…; alteraciones del ánimo, pensamientos obsesivos, estrés, dificultades en la relación con los otros, problemas de pareja, dificultad a la hora de educar a tus hijos; alteraciones del sueño, la alimentación y la vitalidad; deseos de aislamiento, etc.

haber detectado que esporádicamente se van repitiendo ciertas situaciones en tu vida que te producen malestar, que los conflictos y preocupaciones consumen gran parte de tu tiempo  o que te encuentras en un momento puntual de crisis debido al fallecimiento de un ser querido, la pérdida de tu trabajo, una enfermedad, un cambio de residencia, la ruptura de una pareja…

Suele ser prolongado el tiempo que transcurre desde que una persona piensa “quizá me vendría bien ir a terapia” hasta que finalmente da el paso de contactar con la persona profesional. 

Muchas personas van dejando a un lado lo que les ocurre porque piensan “eso es una tontería, yo lo puedo resolver sola/o” o simplemente les incomoda verse en la posición vulnerable de pedir ayuda entonces, acuden a terapia  porque ya no pueden más y el escenario de su problema ya es mucho más grande y tiene muchos más matices que al inicio. No es necesario ni recomendable llegar hasta ese límite: todos tenemos derecho a llevar una vida de mayor calidad sin tener por qué llegar a rozar nuestros límites. En una cultura que premia tanto el esfuerzo y la independencia hablar de esto es un chiste, pero, ¿a caso no vamos a terapia a librarnos en parte de todos estos mandatos que incrementan nuestro sufrimiento?. 

No obstante, esto es parte del propio camino de cada uno y cada una. Me refiero a que cada persona pasa por distintas fases: darse cuenta de lo que siente, pensar que necesita ayuda, descartarlo porque se ve capaz de aforntarlo en soledad, volver a replantearse que quizá le venga bien algo de apoyo profesional… Cada quien lo transita a su ritmo y a su propia manera. 

Lo que desde Río sí pensamos y reforzamos es que no hace falta sentirse incapaz para pedir ayuda, lo que es necesario es albergar el deseo de ser un poco más feliz y la confianza de que si bien la terapia no va a solucionar tus problemas sí te va a ofrecer un lugar de cuidado donde desarrollar tus propias herramientas para vivir de la manera más satisfactoria la vida que te ha tocado vivir.